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El gran roble


Le grand chêne, 1966

Vivía ajeno del gran negocio forestal
No era para nada un árbol especial,
No había visto ni la sombra de un leñador,
Ese gran roble gigantón.

Él hubiera tenido una vida mejor
De no ser por las cañas de su alrededor,
Plantas de la peor condición vegetal
Burlándose hasta hacerle mal.

Desde el día a la noche, sin interrupción
Las cañas se reían de su proporción

Le cantaban a coro ese cuento moral
del roble y el cañaveral

Y, aunque son de madera, los robles en verdad
Tienen su sentido de la dignidad
Así que se cansó ya de hacer de bufón
Y al exilio se marchó.

Con gran pena sacó sus raíces de la
Tierra y se fue sin volver la vista atrás
Pero yo, que lo ví, sé muy bien que sufrió
Dejar la patria en que nació.

A la orilla del bosque, el roble tristón
Trabó amistad con unos novios de ocasión
Le pidieron grabar en el tronco su amor
Y el roble no dijo que no.

Cuando hubieron calmado la sed de pasión
Y de besarse estaban sin respiración,
Conteniendo el aliento le oyeron contar
Al roble su infelicidad.

"Gran Roble, con nosotros puedes venirte ya!
Nuestras plantas saben vivir en hermandad,
Tendrás en nuestra casa un amable pasar,
Y el riego no te faltará"

Dicho esto, los tres se pusieron a andar
Cada uno iba llevándolo de una rama...
¡Qué dichoso que estaba en aquel día feliz,
El roble rumbo a un gran jardín!

Al pie de su cabaña, lo hicieron plantar
Y el Roble pronto se empezó a desengañar
Pues de riego hubo sólo la lluvia, y quizás
Algún perro que fue a orinar.

Sus bellotas nutrieron a un cerdo glotón
Con su corteza hicieron corchos de tapón,
Y hasta cuando había algun reo que ajusticiar,
Al roble lo iban a colgar.

Luego, esta gentuza, ordinaria y brutal,
Para hacerse una cama lo hicieron cortar
Y como ella tenía más amantes que él
Pronto se lo vio envejecer.

Un triste día, por fin, esta pareja cruel
Lo pasó por el hacha y lo puso a arder
Igual que una madera vulgar, de cajón,
El roble murió en un fogón.

Nuestro cura, un santito bisoño, opinó:
"No creo que este humo haya subido a Dios".
¿Qué sabrá ese bribón, quién le habrá dicho a él
que no hay robles en el Edén?