Noventa y cinco veces de cien, versión al español por Horacio Cerván
La dama de las dotes ideales
Para hacer gratas tus fiestas carnales
Esa mujer que te despierta una pasión brutal
Es ante todo un ser sentimental:
Ir de la mano en largas caminatas,
Flores, cartas de amor y serenatas ...
Los desatinos que por ella se cometerán
La transportan, más, (Refrán):
Noventa y cinco veces de cien
A la mujer le aburre el vaivén
Que lo calle o que lo confiese
No es todos los días que el amor la enardece
Pobre del que se la creyó,
Ya es cornudo, díganselo:
Que a la hora de concretar
Ella suele sentirse mal;
Sin fuego en el corazón
Jamás puede entregar pasión
Salvo que quiera a un hombre con locura
Y la sensibilice la ternura
Salvo que esté dispuesta, e inclinada a la emoción
Ella se aburre sin percibírselo;
Salvo que esté sufriendo una tiránica
Incontrolable crisis ninfománica
Puede trocar todo el deseo de su adorador
En un sinsabor (Refrán)
Los "sigue un poco más" y esos grititos
Qué simulan espasmos infinitos
Son pura caridad, los suspiros que dá no son
En general más que una ficción
Son sólo para que su compañero
Se crea de los amantes el primero
Que el gallo presuntuoso que allí arriba se posó
No entre en depresión (Refrán)
Paso por alto aquellos comentarios
De los que van de amante extraordinario:
"Es por tu petulancia y tu falta de calidad
Qué ella conserva firme su frialdad"
Puede ser, pero acaso si moleste
Uno de estos campeones del acueste
Señoras queda en ustedes recordarlo en el amor
Cantando como yo... (al refrán)
La dama de las dotes ideales
Para hacer gratas tus fiestas carnales
Esa mujer que te despierta una pasión brutal
Es ante todo un ser sentimental:
Ir de la mano en largas caminatas,
Flores, cartas de amor y serenatas ...
Los desatinos que por ella se cometerán
La transportan, más, (Refrán):
Noventa y cinco veces de cien
A la mujer le aburre el vaivén
Que lo calle o que lo confiese
No es todos los días que el amor la enardece
Pobre del que se la creyó,
Ya es cornudo, díganselo:
Que a la hora de concretar
Ella suele sentirse mal;
Sin fuego en el corazón
Jamás puede entregar pasión
Salvo que quiera a un hombre con locura
Y la sensibilice la ternura
Salvo que esté dispuesta, e inclinada a la emoción
Ella se aburre sin percibírselo;
Salvo que esté sufriendo una tiránica
Incontrolable crisis ninfománica
Puede trocar todo el deseo de su adorador
En un sinsabor (Refrán)
Los "sigue un poco más" y esos grititos
Qué simulan espasmos infinitos
Son pura caridad, los suspiros que dá no son
En general más que una ficción
Son sólo para que su compañero
Se crea de los amantes el primero
Que el gallo presuntuoso que allí arriba se posó
No entre en depresión (Refrán)
Paso por alto aquellos comentarios
De los que van de amante extraordinario:
"Es por tu petulancia y tu falta de calidad
Qué ella conserva firme su frialdad"
Puede ser, pero acaso si moleste
Uno de estos campeones del acueste
Señoras queda en ustedes recordarlo en el amor
Cantando como yo... (al refrán)